DE LA “VIDA DE SAN FRANCISCO DE PAULA ESCRITA POR UN ANÓNIMO DISCÍPULO CONTEMPORÁNEO
Todos los que vestían sayal, lo recibían con gozo; a ellos les dio una regla y un modo de vivir en pobreza, castidad y obediencia, con la observancia de un régimen cuaresmal por toda la vida.
El mismo, siguiendo el consejo del Apóstol a Timoteo, en todo su obrar era ejemplo de virtud. De día trabajaba con mucha entrega: ayunaba todos los días y hacia el atardecer comía muy poco, lo justo para sustentarse; andaba con los pies desnudos y dormía muy poco por atender a la oración. Su cama era una ruda tabla un poco inclinada. No comía pescado, y solamente muy tarde tomaba un poco de potaje, mientras a sus religiosos consentía comer cualquier alimento cuaresmal.
Durante la Cuaresma, en las vigilias y en gran parte del Adviento observaba el ayuno a pan y agua.
ORACIÓN:
Oh verdadero mártir de penitencia, glorioso san Francisco de Paula, por aquella rigidísima mortificación, con la que continuamente afligías tu carne inocente, te suplicamos nos impetres que, reparando a la divina justicia a la que tanto hemos ofendido con nuestras culpas, nos haga menos indignos de obtener la gracia que vivamente deseamos. Por los méritos de tu admirable austeridad, haz que podamos por lo menos mortificar nuestra carne pecadora de tal modo que nuestra alma se rinda prontamente a las divinas inspiraciones.
(Del trecenario de san Francisco de Paula. Barcelona 1980)