HISTORIA
El convento de las Mínimas de Archidona

La Orden de los Mínimos fue fundada en el siglo XV, en Italia, por San Francisco de Paula. San Francisco siguió una forma de vida contemplativa, de oración y penitencia. En un principio, surgió como una congregación eremítica que fue confirmada por el Papa Sixto IV, en 1474. La Orden no tuvo reglas hasta que éstas fueron aprobadas por el pontífice Alejandro VI, quien las modificó en varias ocasiones, hasta que en 1506 se crearon las reglas definitivas aprobadas por Julio II.
La Orden se extendió rápidamente por Italia. Los primeros conventos fueron fundados en Calabria y Sicilia, expandiéndose con posterioridad por toda Europa y llegando a España en 1492, fecha en la que se funda el primer convento, el de la Victoria de Málaga, aunque la presencia de los Mínimos ya está presente durante la conquista de la ciudad.

No obstante, la línea femenina o segunda rama de la Orden, no se fundó hasta 1495, cuando se crea el primer convento femenino en Andújar, en las casas de morada del Conde de Lucena, siendo la primera correctora Sor Francisca de Lucena Olid. Obligadas desde entonces, por su cuarto voto, a la vida cuaresmal perpetua.
El Convento de Jesús y María de Archidona, fue fundado el día 18 de enero del año 1551, festividad del Dulcísimo Nombre de Jesús, por don Juan Téllez-Girón, IV Conde de Ureña, que entre otros títulos era señor de Archidona, junto a su esposa doña María de la Cueva y Toledo, siendo provincial de la Orden de los Mínimos el Muy Reverendo Padre Fray Francisco de Baeza.

Los documentos de esta fundación desaparecieron, y se encuentran perdidos desde el siglo XVII. La correctora del convento, en el año 1733, Sor Ángela Margarita Vázquez y Castro, decía que años después de la fundación, la comunidad pasó muchas penalidades y como consecuencia se vieron obligadas a marchar a Antequera, llevándose con ellas las escrituras fundacionales del convento de Archidona. Pese a las gestiones realizadas desde entonces, los documentos nunca aparecieron, ni en Antequera, ni en los conventos de Archidona, ni entre los papeles de los escribanos, e incluso se solicitó la ayuda de particulares.
A pesar de esa falta de documentación, se conoce, gracias a las crónicas de la orden y a otros documentos, que el convento se construyó en lo que podría ser un pequeño palacete que los señores de la villa tenían, y en la contigua ermita de Jesús y María. Para el sustento de la comunidad se libraron 30 fanegas de trigo y 15.000 maravedíes al año, añadiéndose con posterioridad otros bienes. Las propiedades del cenobio se acrecentaron a lo largo del tiempo, gracias a donaciones recibidas y otras transacciones que la comunidad realizaba.
Las primeras religiosas que llegaron a Archidona provenían de Andújar, siendo éstas Sor Antonia de San José Montenegros y Sor María de Jesús Quesada. Estos datos son un poco confusos, ya que don Ricardo Conejo, en su Historia de Archidona, recoge dos de los nombres anteriores, y a la vez los que el padre Lucas Montoya ofrece en su Crónica General. Este último, Montoya, nos habla de la Madre Arce, doña María Siles de Arce y Mercadillo, como una de las fundadoras que llevó el Conde para la erección de este convento, que fue maestra de novicias de Sor Inés de Quesada, una de las primeras monjas y la primera que falleció en olor de santidad en el convento de Archidona, en 1593.

Desde su fundación, el convento de Archidona fue recibiendo religiosas, tanto de la propia villa como de otros lugares de Andalucía. En 1569 profesaron doña Andrea, doña Francisca y doña Manuela Siles de Arce, hijas del procurador de la Chancillería de Granada don Juan Siles de Arce. La comunidad de religiosas siempre tuvo un número aproximado de 40.
Ha tenido este convento, muchas religiosas dignas de ser mencionadas por su vida ejemplar, pero sería largo nombrarlas a todas. Para resumir podríamos citar las palabras que el Beato Fray Diego José de Cádiz (1743-1801) dedicó a este cenobio:
[…] Padre Síndico, vengo lleno de asombro, pues no es un convento de religiosas el que he visto, es un relicario que encierra preciosas joyas de virtud […]
Algunas Mínimas de Archidona, partieron desde aquí para fundar nuevas comunidades como la ya citada del Convento de Santa Eufemia de Antequera, en 1601.
Según algunos autores, la creación del Convento de Jesús María de Archidona, en 1551, propició que pocos años después se fundara el Convento de la Victoria de Archidona, en 1556, Orden de los Mínimos, para la asistencia religiosa del pueblo y de las monjas.
Entre los documentos del Archivo Histórico Municipal de Archidona hay numerosísimas lagunas en los años centrales del siglo XVI; por ejemplo no se conservan los protocolos del año de fundación del convento. Uno de los primeros documentos conservados relacionados con el Convento de Jesús y María de Archidona, data de 1572, y es un censo refrendado por Sor Marina de Gaytan, correctora del convento, Sor Catalina de San Miguel, Sor María de Padilla y Sor Catalina de Jesús, quienes firman en representación de toda la comunidad.
SIGLO XIX
El dato más valioso de la Comunidad en este siglo, fue la decisión comunitaria de abrazar la vida común y la observancia pura de la Regla.Lo recogemos directamente del Libro de decretos de la Comunidad para darle su genuino sabor evangélico:
“Habiéndose declarado y expuesto, por parte de todas las Religiosas de nuestro convento de Mínimas de Archidona, sus vivos y eficaces deseos de que se establezca allí la vida común y estando informado de que aquel convento tiene suficientes facultades para establecerla, deseando complacerlas en este punto a que nos empeña nuestra misma obligación, encargamos estrechamente al Muy Rvdo. P. Provincial que promueva con todos sus conatos este santo y plausible pensamiento hasta realizarlo según dichas Religiosas lo solicitan, allanando todas las dificultades que sean vencibles y se opongan a tan santo objeto. ¡Oh quiera el Señor, a cuya milagrosa bondad debemos nuestra reunión en los conventos, inspirar al Muy Rvdo. Capítulo Definitorio de esta nuestra Provincia de Granada el saludable pensamiento de imitar a estas verdaderas Religiosas estableciendo la vida común y observancia pura de la Regla en uno de los Conventos de la Provincia, para sirva de asilo a todos los Religiosos, que tocados en su corazón del espíritu de verdadera penitencia y de un deseo eficaz de su salvación, quieran llorar las culpas y pecados de la juventud y tengan en él, el consuelo de morir en los brazos de la ley mansa y santa que profesamos. El cielo inspire este saludable pensamiento y le promueva, como se lo pedimos en el Sto. Definitorio próximo futuro.
Dado en nuestro convento de Mínimos de la Ciudad de córdoba, a veinticuatro de junio de mil ochocientos diez y seis. = Fr. Vicente Quadrado, Vicario General.”
Tal documentación custodiada celosamente en el Archivo de la Comunidad de Archidona, nos presenta con toda sencillez unas realidades muy valiosas que conviene resaltar. El deseo de las Mínimas del Monasterio de Jesús María del Socorro de abrazar íntegramente la Regla, es recogido por el Vicario General de forma muy detallada y lo presenta como testimonio encomiable para otras comunidades de la Orden. Muchos datos se podrían decir del Convento de Monjas Mínimas de Archidona, hasta llegar a la época de Sor María del Socorro Astorga Liceras, pero para ello se necesitarían muchas páginas.
En dos pergaminos escritos por la comunidad que se encontraron dentro del cuadro de la Virgen de Gracia, patrona de Archidona, podemos ver su gran fervor mariano y las firmas de los veintitrés miembros que componían la comunidad el año 1825 y el año 1842. Los transcribimos para constatar su frescura y sencillez:
“Archidona 24 de Marzo de 1825, Convento de Religiosas Mínimas Título de Jesús María del Socorro. Entró esta Sagrada Imagen en este claustro lunes Santo día de la fecha;
y su Esclava la que esto escribe que es la M. Sor Ana María de los Dolores Millet y del Castillo levantó la lámina, por un prodigio de Ntra Señora de Gracia. La colocó en la urna del Coro, (sacan a Ntra. Madre Dolorosa) donde estuvo hasta el sábado Sto. 2 de Abril de otro año. Se le limpió la urna y el obsequio que cupo se hizo.
Religiosas que existían: La Muy Rvda. M. Correctora Sor Francisca García; la R.M. Sor Mª del Rosario Checa; la R.M. Sor Jacinta Jurado; la R.M. Sor Francisca Espinosa; la R.M. Sor Rita Millet y del Castillo; la R.M. Sor Francisca Llano; la R.M. Sor Teresa de Jesús Sta. Mª.; la R.M. Sor Rosalía de Córdoba; la R.M. Sor Juana López; la R.M. Sor Micaela Barranos; la R.M. Sor Teresa Almohalla; la R.M. Sor Sor María de la Rosa; la R.M. Sor Petronila Gozávez; la R.M. Sor María de Gracia Tamayo; la R.M. Sor Josefa López; la R.M. Sor Mª del Rosario Cano; la R.M. Sor Manuela Bueno; la Hermana Mª del Carmen Reyes; la Hermana María Teresa Hariza; la Hermana Ana Galeote; la Hermana Francisca Salazar; la Hermana Juana Ximenez; la Hermana María de Gracia Raigón; y su mínima Esclava arriba expresada.”
“El día 16 de Abril de 1842 entró en nuestra clausura la Reina de los Ángeles y Hombres, nuestra adorada Madre de Gracia. Existiendo las Religiosas que van en lista, para que la Soberana Señora destruya los planes, con que el dragón infernal, intenta devorar a ésta mínima grey de la Emperatriz Sagrada.
Correctora la Muy Rvda. M. Sor Francisca Mª García; la R.M. Sor Francisca Espinosa; la M. Teresa de Jesús, Sta. María; la M. Rosalía de Córdoba, la M. Juana Mª López y Morgado; la R.M. Sor Teresa de Almohalla; la M. Petronila Gozalvez; la M. María de Gracia Tamayo; la M. Josefa Mª López; la M. María de Gracia Gutiérrez; la M. Eusebia Ximénez; la M. Feliciana Moreno; la Hermana Manuela Bueno; la Hermana María Teresa Hariza; la Hermana Francisca Salazar; la Hermana Juna Ximénez y Xemar; la Hermana Mª de Gracia Raigón; la Hermana Josefa de Reyna; la R.M. maría Manuela de Torres; D.S.C.D,V. La mínima Esclava: Ana María de los Dolores Millet. Todas postradas a los Reales pies de Ntra. Soberana Madre pedimos, nos admita por Esclavas; dándonos su Maternal Bendición y asistiéndonos, con su Divina Gracia. Amén. Yo S.F.M.J.S.A. me ofrezco por Esclava vuestra para siempre. Recibidme, Madre mía y no me desampares en la vida ni en la muerte. Líbrame del dragón infernal. (Salió Ntra. Divina Madre el 21 para nuestra Iglesia, donde el Ayuntamiento costeaba función muy solemne con Sermón y Novena).”
Lo mejor para acercarse a la historia de este cenobio archidonés es consultar la Historia de Archidona y la Guía Artística de Archidona. Parte de este artículo ha sido publicado en la Revista Rayya Año 10 nº 10 – 2014 Archidona, págs. 179-223.
Crónica de la Orden y de la Comunidad de Archidona.
Iglesia
La construcción de la iglesia se inició a principios del siglo XVII, solicitándose para ello una calle que lindaba con el convento. Siendo dirigida por el maestro alarife Cristóbal García.

La fachada es un bello conjunto de contrastes, que combina piedra y ladrillo. Encajada entre la torre y un ala del convento, muestra una calle central en la que se abre la portada de piedra gris.La torre, cuya construcción es ya de finales del siglo XVIII, se alza sobre tres cuerpos cuadrangulares, en los que se abren ventanas de medio punto. El último cuerpo, más reducido que los anteriores, se remata en forma de pirámide octogonal con alegres tejas verdes y blancas.
El coro alto está decorado con pequeñas vitrinas, cuya contemplación inspira a un meditar profundo.
Bajo las rejas del coro alto se sitúa el cancel. Con sus columnas laterales y en color oscuro, es un soberbio ejemplo de contrapuerta barroca… es una llamada al recogimiento… La única nave de la iglesia está cubierta con bóveda de medio cañón y lunetos, decorándose con grandes marcos de molduras de recuerdo mudéjar. A lo largo de toda la nave se abren tribunas adornadas con estrellas.
Sobre sus muros, pueden observarse diversos retablos y pinturas. En el lado de la epístola destaca un lienzo de la Virgen de Gracia, patrona de Archidona, cuyo marco barroco del siglo XVIII se sitúa entre artísticas molduras de yeso.
De gran belleza es un retablo, de principios del XVII, que preside una pintura de San Antonio de Padua, con representaciones de escenas milagrosas… Impresiona también, la talla de San José, de muy bella ejecución, en un retablo de madera dorada con soporte de columnas.
En el lado opuesto, contemplamos una magnífica Inmaculada, obra del siglo XVIII. Hacia la cabecera de la Iglesia, dos nuevos retablos.
En el primero, la Virgen del Fuelle, se trata de una escultura flamenca de estilo renacentista, relieve en madera tallada y estofada del siglo XVI, realizado sobre la cara de un fuelle de 35 cm y que representa la Virgen con el Niño y un ángel, con escudo partido con ciprés y palmera. Está montada sobre una peana de madera policromada… Finalmente, una talla de San Francisco, obra del XVII, y de aspecto arcaizante, muestra la inmensa fe de este hombre de Paula.
La transición al presbiterio, bajo bóveda semiesférica con escudo de la Orden, está marcada por un arco triunfal trebolado. El Altar mayor es un bello ejemplo de sencillez y luminosidad. Realizado en yeso, deja hornacinas para imágenes y marcos para lienzos. Sobre el Arcángel San Miguel, se sitúa una talla de Cristo Crucificado. Presidiendo el retablo, el escudo de la Orden, símbolo de la caridad.
En un lateral y sobre las rejas del coro bajo, se disponen tres pinturas, que representan la Flagelación,… la Piedad,… y a Cristo muerto en la Cruz.
El interior del convento presenta una estructura espaciosa y acogedora, dispuesta en torno a un patio interior. En la zona baja, y comunicadas con este patio, se sitúan las diversas dependencias. Una de estas habitaciones, sirve para realizar el trabajo de la elaboración de dulces de artesanía, que es el sustento económico de la Comunidad.
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